A medida que LeBron James avanza en su temporada número 22 en la NBA, batiendo récords y promediando casi un triple-doble por partido, el eterno debate sobre quién es el mejor jugador de todos los tiempos (GOAT) sigue siendo un tema candente. El martes, Charles Barkley, exjugador y actual comentarista de Inside the NBA, reavivó la discusión con una impactante estadística que podría cambiar la perspectiva de muchos en esta conversación.

Barkley destacó una métrica que, según él, debería silenciar a algunos de los defensores más fervientes de LeBron: los partidos con al menos 30 puntos anotados. Michael Jordan, en solo 15 temporadas, acumuló un total de 562 partidos con más de 30 puntos. Por otro lado, LeBron James, a pesar de estar en su temporada número 22, cuenta con 559 partidos, aún tres menos que Jordan.
“Es una estadística asombrosa. Ahora bien, no entro en el debate sobre la grandeza: ¿cuántas temporadas más ha jugado LeBron que Michael Jordan y todavía está por detrás de él? Eso es una locura.”
Aunque Barkley es un conocido admirador del juego de LeBron, no dudó en ofrecer una opinión honesta sobre esta comparación:
“Escucha, amo a LeBron, pero que esté tan por detrás de Michael Jordan y que juegue probablemente ocho temporadas más… Vamos, hombre. Tienen que parar con eso.”
Sus palabras reflejan un punto de vista compartido por muchos: mientras que la longevidad y la consistencia de LeBron son admirables y únicas, el dominio absoluto de Jordan en un período más corto sigue siendo un argumento sólido para su posición como el mejor de todos los tiempos.
El análisis de Barkley resalta un aspecto clave del debate sobre el GOAT: máximo dominio frente a longevidad. Jordan fue una fuerza imparable durante sus 15 temporadas, dominando tanto en anotación como en impacto en el juego. Sus 562 partidos de 30 puntos reflejan una habilidad anotadora inigualable, lograda en menos tiempo y con una eficiencia asombrosa.
Por otro lado, la longevidad de LeBron ha redefinido lo que significa ser un jugador élite en la NBA. En su temporada número 22, a los 39 años, James sigue siendo un pilar fundamental para Los Angeles Lakers, demostrando un nivel de consistencia que ningún otro jugador ha logrado en la historia del baloncesto profesional.
Para los fanáticos de Jordan, su capacidad para dominar el juego en cada aspecto, en un período de tiempo relativamente corto, lo coloca por encima de LeBron. Su habilidad para llevar a los Chicago Bulls a seis campeonatos de la NBA sin perder una sola final es un testimonio de su grandeza en el escenario más grande.
Por otro lado, los seguidores de LeBron destacan su versatilidad y longevidad como sus mayores virtudes. James ha acumulado logros impresionantes a lo largo de más de dos décadas: cuatro campeonatos de la NBA, múltiples MVPs, y un lugar como el máximo anotador de todos los tiempos de la liga.
Como señaló Barkley, ambos jugadores tienen méritos innegables, pero la comparación directa entre sus estadísticas en períodos de tiempo tan diferentes puede no ser del todo justa.
Más allá de los números, el impacto cultural y mediático de ambos jugadores también es un factor clave en el debate. Jordan transformó la NBA en un fenómeno global durante los años 90, convirtiéndose en un ícono que trascendió el deporte. Por su parte, LeBron ha utilizado su plataforma no solo para brillar en la cancha, sino también para abordar temas sociales y políticos, consolidando su lugar como una figura influyente en la sociedad contemporánea.
El debate entre Michael Jordan y LeBron James como el mejor jugador de todos los tiempos probablemente nunca se resolverá por completo. Cada uno ha dejado un legado único y monumental en la NBA, construido sobre diferentes fortalezas y circunstancias.
Para algunos, la estadística de los partidos de 30 puntos destacada por Barkley refuerza la noción de que Jordan, con su dominio en un tiempo más corto, sigue siendo el estándar de excelencia. Para otros, la longevidad, versatilidad y consistencia de LeBron son un testimonio de su incomparable impacto en el deporte.
Al final, quizás no se trate de coronar a un único GOAT, sino de celebrar la grandeza de ambos jugadores y el privilegio de haber presenciado sus contribuciones al baloncesto.