La noche del 14 al 15 de abril de 1912, el mundo fue testigo de una de las tragedias marítimas más impactantes de la historia: el hundimiento del RMS Titanic. Considerado el barco más lujoso y moderno de su época, fue llamado “el insumergible”. Sin embargo, en su viaje inaugural desde Southampton hacia Nueva York, chocó contra un iceberg y se hundió en las frías aguas del Atlántico Norte, cobrando la vida de más de 1.500 personas.

Pero más allá de la catástrofe en sí, hay quienes creen que el Titanic fue víctima de una maldición. A lo largo de más de 100 años, este suceso ha estado rodeado de teorías, misterios no resueltos y extrañas coincidencias que siguen desconcertando a historiadores y expertos.
Uno de los aspectos más inquietantes es que hubo múltiples advertencias de icebergs durante la travesía, las cuales fueron ignoradas por la tripulación. Incluso, se ha documentado que el operador de radio recibió mensajes urgentes de otros barcos cercanos, pero priorizó los mensajes personales de los pasajeros adinerados. ¿Error humano o negligencia deliberada?
Además, algunos relatos aseguran que un trabajador de los astilleros escribió en la estructura del barco una frase en gaélico que podría traducirse como “Dios no podrá hundirme”, interpretada por muchos como un desafío blasfemo que desató la tragedia. Otros van más allá, asegurando que el número de serie del Titanic contenía una combinación que, vista en un espejo, formaba la frase “NO POPE”, lo que algunos consideraron un presagio anticatólico.
La novela “Futility” (1898) de Morgan Robertson también ha sido citada como una escalofriante premonición: escrita 14 años antes del desastre, describe el hundimiento de un barco ficticio llamado “Titan”, que chocaba contra un iceberg en el Atlántico Norte y carecía de suficientes botes salvavidas. Las similitudes son tan precisas que muchos consideran que el destino del Titanic ya estaba escrito.
Más recientemente, exploraciones submarinas han revelado que partes del casco están desapareciendo misteriosamente a causa de bacterias devoradoras de metal. Algunos creen que la nave se está “autodestruyendo”, como si intentara borrar toda evidencia de su existencia, alimentando aún más la idea de una maldición.
Hoy, más de un siglo después, el Titanic sigue siendo objeto de investigaciones, documentales y leyendas. Desde Hollywood hasta los foros de conspiración, su historia permanece viva, rodeada de interrogantes sin respuesta.