PARÍS – El ambiente en Roland-Garros 2025 se está caldeando cada vez más. Tras las impactantes declaraciones de la directora del torneo, Amélie Mauresmo , quien envió un duro y velado mensaje contra Jannik Sinner por dopaje, llega la firme reacción de Jasmine Paolini , actual número 1 de Italia en el circuito WTA y semifinalista del torneo parisino.
Durante una entrevista al margen del entrenamiento matutino, Paolini defendió públicamente al tenista del Tirol del Sur, declarando sin titubeos:
«No es culpable. Es el número uno del mundo porque ha trabajado más duro que nadie. Señalarlo sin pruebas es injusto e irresponsable».
Según fuentes cercanas al vestuario masculino, algunos jugadores han dejado de entrenar con Sinner , mientras que otros evitan cualquier contacto directo con el tenista italiano. Aunque no hay declaraciones oficiales, las señales de un boicot silencioso son cada vez más evidentes.
En este contexto, las palabras de Paolini suenan como una advertencia:
«No se puede destruir la reputación de un deportista con insinuaciones. Sinner sufre este clima hostil, y a nadie parece importarle su salud mental».
Jasmine Paolini no se limitó a defender a su compatriota. En un ataque directo contra el director general de Roland-Garros, pronunció diez duras palabras :
«Su control no es rigor, es persecución sin pruebas ni humanidad».
Una frase que rápidamente circuló en las redes sociales, encendiendo aún más el debate sobre el equilibrio entre la lucha contra el dopaje y la protección de los derechos de los jugadores.
Hasta el momento, ni Mauresmo ni la dirección del torneo han respondido oficialmente a las acusaciones de Paolini. Sin embargo, este silencio podría parecer la confirmación de una actitud que muchos consideran excesivamente punitiva y poco transparente .
Jannik Sinner continúa entrenando, evitando controversias. Su equipo reiteró que el atleta está limpio, disponible para cualquier control y centrado exclusivamente en el tenis.
Pero es innegable: el caso está creciendo y podría estallar en pleno torneo. Roland-Garros, siempre símbolo de elegancia y deportividad, corre el riesgo de ser recordado este año más por la polémica que por el juego.