Un hallazgo arqueológico sin precedentes ha conmocionado a la comunidad científica y a los habitantes de París. En pleno corazón de la ciudad, bajo capas de tierra y estructuras modernas, fue descubierta lo que los investigadores han calificado como una puerta de entrada al infierno con más de 3.000 años de antigüedad. Esta estructura, cubierta de símbolos arcaicos y rodeada por restos de antiguos rituales, podría haber sido considerada un portal sagrado o maldito por antiguas civilizaciones.
El descubrimiento tuvo lugar durante unas excavaciones subterráneas cerca del histórico barrio del Marais, cuando un equipo de arqueólogos encontró una formación pétrea en forma de arco, acompañada de inscripciones en lenguas desconocidas y figuras demoníacas talladas en relieve. Lo que parecía una simple cámara ritual, pronto fue identificado como un posible “portal al más allá”, asociado con prácticas esotéricas y creencias sobre la vida después de la muerte.

Los investigadores señalan que la estructura parece haber sido utilizada para rituales de transición espiritual, posiblemente relacionados con antiguos cultos prerromanos que habitaron la región antes de la fundación de Lutecia, el asentamiento galo que más tarde se convertiría en París. El alto nivel de conservación de la puerta y los artefactos hallados en su interior ha dejado perplejos a los expertos.
Además de la puerta, se hallaron ofrendas funerarias, restos animales y objetos ceremoniales que podrían estar ligados a prácticas de sacrificio o invocación espiritual. Estos elementos refuerzan la teoría de que la estructura era considerada un lugar de contacto con el mundo de los muertos o entidades sobrenaturales.
Este descubrimiento está generando un gran debate entre historiadores, arqueólogos y expertos en mitología, ya que plantea nuevas preguntas sobre las creencias religiosas y espirituales de las culturas antiguas que habitaron Europa Occidental. ¿Es posible que civilizaciones precristianas hayan creído firmemente en una puerta física al inframundo?
Actualmente, el sitio está siendo protegido y documentado por el Ministerio de Cultura francés, y se espera que parte de la estructura sea exhibida en el Museo Nacional de Historia, permitiendo al público observar de cerca uno de los hallazgos más misteriosos de los últimos tiempos.
Sin duda, esta “puerta al infierno” no solo abre un portal al pasado, sino también al misterio que envuelve a las antiguas civilizaciones y sus vínculos con lo sobrenatural.